El 2011 será un año con una intensa actividad política, por las elecciones de seis gubernaturas, iniciando con las del 30 de enero en Guerrero, a las que seguirán las del 6 de febrero en Baja California Sur; las del 3 de julio en Coahuila, el Estado de México y Nayarit; y finalmente las del 13 de noviembre, en Michoacán.
Adicionalmente, se renovarán 84 ayuntamientos en Hidalgo, cinco en Baja California Sur, 20 en Nayarit y 113 en Michoacán.
En particular, en el 2011, el escenario político estará cada vez más dominado por la carrera rumbo a la sucesión presidencial en el 2012. A medida que avance el año, se intensificará la disputa por las candidaturas, así como los esfuerzos de los partidos y los aspirantes para ganar popularidad y respaldos, compitiendo por los espacios de presencia pública y para generar vínculos con los distintos sectores de la sociedad.
Lo que los ciudadanos queremos de este activismo político, es que tenga un sentido no limitado a lo electoral.
La política es un medio civilizado para la competencia pacífica y la distribución del poder, pero antes que eso, es el espacio por excelencia para la participación de los ciudadanos en la vida pública, a efecto de resolver nuestras diferencias y problemas comunes, mediante la discusión y el acuerdo, ya sea de forma directa o con la intermediación de nuestros representantes.
Los mexicanos no podemos aceptar que el asunto dominante de la agenda pública de los dos años que quedan de este sexenio, sean las encuestas de popularidad de los políticos y las estrategias partidistas rumbo a las elecciones del 2012, dejando en un segundo plano los enormes retos que enfrentamos como nación.
Las campañas electorales y el debate público que reproducen los medios de comunicación deben orientarse a los asuntos de interés de los ciudadanos, por encima de los aspirantes a cargos públicos y las estrategias de los partidos.
La ciudadanía quiere ver soluciones claras, propuestas viables, y compromisos para resolver desafíos como la inseguridad pública y la necesidad de reactivar el dinamismo de nuestra economía. Se requiere de una discusión seria y abierta sobre estos temas, para que la gente elija a sus representantes y mandatarios en función de los compromisos, y poder exigir una rendición de cuentas puntual sobre ese criterio.
No aceptamos que la discusión y la aprobación de las reformas que urgen en México en materia fiscal, laboral, política, energética y de la Banca de Desarrollo, entre otras, se suspenda por la competencia electoral y la justificación del costo político. La situación del país demanda que los tres poderes de gobierno y todos aquellos que tienen algún cargo de representación popular o de responsabilidad pública, cumplan cabalmente con ésta, hasta el último día de su periodo de gestión, como los obliga la ley.
A los partidos y a los aspirantes a cargos públicos, les pedimos que no obstruyan la discusión de las reformas que hacen falta, sino todo lo contrario: que impulsen su aprobación ahora que se necesitan. La dinámica electoral no debe contaminar este proceso, ni el funcionamiento óptimo de los programas y políticas públicas, en los tres niveles de gobierno.
Los ciudadanos debemos estar atentos para que los recursos de las distintas dependencias y programas gubernamentales no se utilicen para fines partidistas, y que los funcionarios de gobierno no descuiden sus obligaciones.
Es responsabilidad de todos llegar a las elecciones y a la sucesión presidencial del 2012 en un ambiente de paz, orden, colaboración y reconciliación nacional en todos los ámbitos. Los políticos no deben polarizar a la sociedad. Antes que los proyectos partidarios o personales, está el proyecto de la nación.
Llamamos a los legisladores a que enriquezcan y lleguen a acuerdos sobre las propuestas que se han presentado para reformar el sistema político nacional, como la presentada por Coparmex. Medidas como la reelección de alcaldes y legisladores, las candidaturas ciudadanas, la segunda vuelta electoral y tener un solo instituto electoral para todos los estados, son indispensables para consolidar la democracia, en la nueva realidad de división de poderes y federalismo efectivos que hoy tenemos.
Es indispensable fortalecer el carácter ciudadano del IFE, y eliminar las disposiciones que coartan la libertad de expresión.
Hay que alentar la participación ciudadana para orientar y fortalecer el debate público, y promover una mayor presencia de candidatos de la sociedad civil en la competencia.
Coparmex, junto con otros sectores comprometidos con la democracia y la libertad, seguirá impulsando un diálogo público incluyente, para que los mexicanos alcancemos un nuevo pacto social.
En los próximos dos años, la política debe servir para que los mexicanos definamos una visión de país que nos una en torno a nuestras coincidencias y le dé un rumbo fijo a nuestro porvenir. En 2010, el año del Bicentenario de la Independencia y de la Revolución Mexicana, perdimos una oportunidad histórica para realizarlo. Impulsemos en el 2011 una refundación nacional que nos permita construir un mejor país para todos.
Desde cada uno de nuestros Centros Empresariales, Delegaciones y Representaciones, sigamos trabajando decididamente para que la política sea un instrumento que propicie el desarrollo y el bienestar de todos los mexicanos.
Reciban un saludo afectuoso y los mejores deseos para el próximo año.
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