En su estudio Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe 2010-2011, el organismo señala, por otro lado, que el valor de las importaciones tendría un aumento de 23%, con lo que al término de 2011 la región acumularía un superávit comercial de poco más de 80.000 millones de dólares.
La CEPAL asegura que el intercambio Sur-Sur, encabezado por China y el resto de Asia emergente, es actualmente el principal motor del crecimiento del comercio mundial, ya que el volumen de las exportaciones de los países en desarrollo creció 17% en 2010, comparado con 13% de los países industrializados.
El organismo destaca que el comercio internacional ha contribuido de manera importante a la recuperación de las economías, después de la crisis económica y financiera de 2008 y 2009. Sin embargo, advierte que la compleja situación actual de los países desarrollados, en especial Estados Unidos y Europa, está empezando a afectar a las naciones emergentes y podría traducirse en un menor ritmo de incremento de las exportaciones a esos mercados durante 2012. El impacto específico de esa desaceleración dependerá del tipo de productos exportados y de los mercados a los que éstos se dirijan.
Asimismo, un menor crecimiento de las economías emergentes, sumado al debilitamiento de los países industrializados, debiera reflejarse en menores precios internacionales de los productos básicos, afectando los saldos comerciales y en cuenta corriente de los países que los exportan. De allí la necesidad de priorizar la cautela macroeconómica y modalidades de cooperación regional comercial y financiera que permitan amortiguar los impactos de un eventual empeoramiento en el escenario internacional.
"Los niveles de volatilidad e incertidumbre a nivel mundial están en rangos preocupantes. Persisten importantes desequilibrios globales, entre ellos la crisis de deuda soberana de varios países europeos y la incertidumbre fiscal en Estados Unidos, lo que repercutirá en un debilitamiento del comercio internacional", señaló Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, al presentar el informe.
Balance del comercio regional
Durante la década pasada, aumentó notablemente la importancia relativa de Asia en el comercio exterior de América Latina y el Caribe, en contraste con la caída de la participación de Estados Unidos y el estancamiento de la Unión Europea.
América Latina y el Caribe se ha constituido en el principal destino de las exportaciones de Estados Unidos (absorbiendo 23% de las mismas en 2010, contra 22% de Asia y 19% de Canadá) y en el segundo principal origen de sus importaciones (19% en 2010, tras 34% de Asia). En tanto, la región representa sólo 2% del comercio total de la Unión Europea, muy por debajo de los envíos a los mismos países que componen la UE (64%) y Asia (10%).
En el último lustro, las exportaciones de la región al Asia Pacífico crecieron a una tasa anualizada que triplicó a la de sus exportaciones totales (22% versus 7%). En el mismo período, sus importaciones desde Asia Pacífico también han crecido más rápido que las importaciones totales (tasas anualizadas de 15% versus 9%, respectivamente). Además, América Latina se ha convertido en el socio comercial más dinámico para China, con un crecimiento anualizado de 31% en sus exportaciones a la región entre 2005 y 2010, comparado con 16% al resto del mundo. Las exportaciones a Asia siguen concentradas en productos primarios y su procesamiento básico, en tanto que aquellas dirigidas a la propia región y a Estados Unidos tienen una mayor presencia de manufacturas.
En materia de saldos comerciales, América del Sur mantiene saldos equilibrados con China y el resto de Asia, un leve superávit con Europa y un pequeño déficit con Estados Unidos, mientras que México y Centroamérica consiguen un importante superávit con Estados Unidos, un déficit con la Unión Europea y otro abultado déficit con China y el resto de Asia Pacífico.
En su informe, la CEPAL también destaca que Estados Unidos carece de una política comercial explícita hacia América Latina y el Caribe, a pesar de ser aún el principal socio de la región. Por ejemplo, desde 2007 no ha habido mayores novedades en materia de negociaciones comerciales. Esta situación contrasta con el dinamismo exhibido por las negociaciones que diversos países han sostenido en años recientes con socios europeos y asiáticos.
La CEPAL propone una nueva alianza entre Estados Unidos y la región para abordar desafíos comunes en la búsqueda de una mejor inserción en la economía internacional. Destaca que hay perspectivas interesantes para la cooperación entre Europa y la región en áreas como tecnologías verdes y responsabilidad social empresarial.
La región latinoamericana y caribeña enfrenta la actual coyuntura desfavorable con importantes activos: un crecimiento robusto entre 2003 y 2008, fuerte recuperación en 2010 y un ritmo de crecimiento importante en 2011; una situación fiscal equilibrada, bajos niveles de inflación y de endeudamiento, además de reducciones en la tasa de desempleo y en la pobreza. En una perspectiva de mediano plazo, sus grandes reservas de recursos naturales, sus ventajas demográficas, la expansión de sus clases medias y el potencial de su mercado la sitúan en una atractiva posición para mejorar su capacidad de negociación con sus principales socios. Sin embargo, para lograr una mejor inserción internacional, debe superar primero varios desafíos.
Entre éstos están la reevaluación de las estrategias de alianzas globales y regionales, para aprovechar las oportunidades de comercio e inversión Sur-Sur, así como la formulación de una aproximación conjunta al Asia Pacífico, y especialmente a China.
También es necesario lograr una mayor diversificación productiva y un crecimiento inclusivo. Para ello se debe elevar el componente de valor y de conocimiento incorporado en las exportaciones, diversificar productos y mercados, insertarse en las cadenas globales de valor, mejorar la gobernanza de los recursos naturales y dar un salto en innovación, entre otras medidas.
La CEPAL llama a los países de la región a incrementar su poder de negociación, aprovechando los activos regionales y logrando posturas comunes en la agenda global en temas tales como la Ronda de Doha, el cambio climático y la crisis financiera. Finalmente, convoca a fomentar un regionalismo abierto, donde se avance en la provisión de bienes públicos regionales, con énfasis en la infraestructura, energía, logística, transporte e iniciativas de facilitación y de financiamiento del comercio intrarregional.
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