En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: "Estén alerta, para que los vicios, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra.
Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre".
+ Reflexión
En este último día del tiempo ordinario, la liturgia termina con una de las frases mas fuertes de Jesús acerca de nuestra salvación: "Velen y oren para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder". Esto nos revela, por un lado, que durante nuestra vida, como camino hacia la eternidad, estará siempre amenazada de un sin fin de peligros, de tentaciones, de obstáculos que pueden impedir que lleguemos a disfrutar eternamente de la felicidad que encontraremos en el cielo. Sin embargo, en la misma advertencia está el antídoto: Oración.
Es triste ver cómo muchos hermanos se van quedando en el camino y cómo sus vidas se van destrozando, su fe deteriorando, gravamen de suerte que cualquier problema en la vida se convierte en una verdadera tragedia. Es hoy patente la gran infelicidad de una gran parte de la comunidad cristiana. Esto es, sin lugar a dudas, porque no hay oración. La mayoría de los cristianos hoy no oran. Cuando pregunto sobre el tiempo que dedica la gente a orar lo común es escuchar "un Padrenuestro y un Avemaría por las mañanas o por las noches", esto en el mejor de los casos. San Pedro de Alcántara decía: "Un buen cristiano debe orar la menos 2 horas diarias". Quizás alguien podría decir: "Esto es una exageración"... bueno quizás, pero al menos una hora sí es posible. Una persona que no tiene al menos una hora de oración diaria no verá progresos sólidos en su vida y además estará siempre a merced de su pecado.
Al inicio del nuevo año litúrgico organicemos nuestra vida para tener un poco más de oración cada día.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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