Para lograr la transformación hacia otro modelo de desarrollo incluyente, deseable y posible, se necesita de un conjunto de reformas que se retroalimentan y que son interdependientes: i) Transformación del Régimen Político; ii) Transformación de la Política Económica; iii) Transformación de la Política Social; iv) Transformación del campo; v) Transformación de la Política Exterior. El eje orientador de todas estas reformas será la garantía de la integralidad de los derechos humanos para todos los mexicanos, lo que implica apego a la democracia e inclusión social.
Por ello hacemos un llamado a las grandes mayorías, y a quienes se solidarizan con ellas, a que cada quien, desde su específica visión del cambio y con sus propias estrategias, logremos generar el consenso para asumir como objetivo fundamental la reformulación del modelo de desarrollo para el crecimiento, la inclusión y la equidad. Esta reformulación tiene que hacerse por canales democráticos, para lo cual se requiere de ajustes al régimen político para que existan sujetos e instituciones que lo realicen, lo cual conduce a la reforma política y junto con ellas otras que son imprescindibles.
Se trata entonces de
1. Transformar el Régimen Político. Las reformas necesarias requieren de sujetos, de instituciones y de condiciones que asuman el desafío de realizarlas. La reforma política tiene dos vertientes complementarias: i) el desarrollo del equilibrio de poderes; ii) la mayor participación de la sociedad. Para el equilibrio de poderes se requiere que el Congreso funcione, como en todas las democracias, como una instancia de control del Ejecutivo, para ello es necesario que tenga la capacidad de aprobar el Plan Nacional de Desarrollo y de evaluar sus avances, así como también la capacidad de ratificar el Gabinete designado por la Presidencia. No puede dejar de mencionarse en este aspecto la reforma del sistema de administración e impartición de justicia que asegure la vigencia del Estado de derecho. Para la mayor participación de la sociedad se requiere el establecimiento de diversos instrumentos y mecanismos propios de la democracia participativa para su intervención en las diversas fases de las políticas públicas y para que la sociedad ejerza su necesario control sobre el gobierno por la sociedad, esto deberá quedar plasmado en una Ley de Participación Ciudadana. El ejercicio de estos instrumentos reclaman a su vez la democratización del mundo del trabajo, entendida como la supresión de los controles corporativos y gubernamentales sobre las organizaciones de trabajadores. Las organizaciones campesinas realizan en la actualidad múltiples actividades que son de interés público, por ello es fundamental reconocerlo jurídicamente. Las organizaciones civiles tienen ya este reconocimiento pero faltan los instrumentos específicos para hacerlo efectivo. Es importante que defendamos los avances logrados en la democratización de la vida pública y que hoy se encuentran en riesgo de retroceso, tales como: la autonomía del Instituto Federal Electoral, la autoridad de la Comisión Nacional de Derechos Humanos: Pese a su necesaria función el Instituto Federal de Acceso a la Información no tiene estatuto autónomo. No pretendemos soslayar el tema de la inseguridad pública, pero consideramos que debemos discutirlo a partir de sus causas de fondo, como lo son el empobrecimiento de la sociedad y el debilitamiento del Estado por haberse estancado su proceso de democratización.
2. Transformar el Modelo Económico. Para iniciar la reformulación del modelo de desarrollo existen medidas económicas de corto plazo que pueden ser acordadas, con la concurrencia del Ejecutivo federal y de las fuerzas políticas representadas en el Congreso, así como de los distintos órdenes de gobierno, para propiciar mejores condiciones de vida en el país. El punto de partida tiene que ser la recuperación del crecimiento económico orientado a la promoción del empleo digno. Para ello a su vez se requiere de i) una reforma que se exprese en un pacto fiscal, progresivo y equitativo, tanto para fortalecer el presupuesto y mejorar la calidad del gasto, como para fortalecer los ingresos que hagan sostenible una estrategia de crecimiento incluyente; ii) una estrategia de crecimiento que permita la inclusión en la economía mundial con base en el fortalecimiento del mercado interno; iii) Fortalecer la acción de la banca de desarrollo, adoptando las reformas institucionales para que cumpla con sus funciones primordiales de fomento: a la reindustrialización, a la infraestructura, a las exportaciones y al desarrollo rural, entre otros. Promover políticas para que el sistema financiero privado incremente en forma sostenida los recursos para la inversión y la actividad productiva. iv) Fortalecer la soberanía energética e impulsar la infraestructura de telecomunicaciones como palancas fundamentales del desarrollo económico.
3. Transformar la Política Social. El desarrollo social no se puede ver como un paliativo y, en consecuencia, sólo como un gasto, sino que tiene que ser visto como una inversión que repercute tanto en el crecimiento económico como en la democratización de la vida pública; pese al discurso en contrario los sucesivos gobiernos federales han desatendido el desarrollo social, prueba de ello es que no obstante lo limitado de las Metas del Milenio, por estar diseñadas para países con menor nivel de desarrollo que el nuestro, ni siquiera se alcanzará su cumplimiento. Para que la actual política social pueda tener este sentido superior del desarrollo se requiere de i) un proceso que sustituya las políticas asistenciales, focalizadas y compensatorias (cuya eficacia se da sólo cuando se aplican de manera temporal), por otras que fortalezcan el tejido social con la promoción de la capacidad organizativa y productiva de la sociedad. ii) Es imprescindible la garantía efectiva de los derechos sociales de toda la población, incluyendo en ello los niveles de atención establecidos en la normatividad internacional sobre Derechos Humanos a la que el Estado mexicano está obligado. Es necesario alcanzar la universalización de la seguridad social, pero ésta no puede ser utilizada como pretexto para el desconocimiento de los derechos laborales en esta materia; ii) Una estrategia social orientada al desarrollo requiere de fortalecer las capacidades innovadoras de la sociedad por medio de una fuerte estrategia de fomento a la educación, la ciencia y la tecnología, con la participación de las comunidades que las integran.
4. Transformar Integralmente el Campo. El modelo seguido hasta ahora generó la crisis estructural del campo, la que se expresa en: la dependencia alimentaria y el creciente desempleo, el abandono del campo y la migración, los elevados índices de pobreza, la desintegración familiar y social, la baja productividad y la degradación de los recursos naturales. Para superar esta crisis se deben de enfrentar insoslayables desafíos tales como: i) Garantizar el derecho a la alimentación, produciendo los alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de una población en constante crecimiento y todavía con serias deficiencias nutricionales; ii) Aumento y diversificación de la producción, con el desarrollo de tecnologías, políticas e instituciones que permitan detonar el potencial agropecuario como motor del crecimiento económico; iii) Desarrollo de un sistema eficiente de abasto que evite la paradoja –generada por la excesiva intermediación- de precios bajos a los productores y precios altos a los consumidores; iv) Manejo sustentable de los Recursos Naturales. La degradación ambiental y la pobreza van juntos, por lo que un continuo ascenso del bienestar de las comunidades rurales se traducirá en un mejor manejo de los recursos naturales; v) Elevar la competitividad del sector, si bien los cambios en la economía mundial obligan a competir no sólo en los mercados internacionales, sino también en el mercado nacional, esto se tiene que hacerse en igualdad y no en desventaja de condiciones para los productores nacionales; vi) Incluir a los pequeños y medianos productores como sector estratégico en el fortalecimiento del campo mexicano. vii) Recuperar el potencial y la dignidad, de los pueblos originarios. Todo lo anterior exige la Reforma Integral del Campo. Para ello es necesario reconocer la complejización de la sociedad rural, ya no reducida a lo agropecuario, las formas de trabajo, de articulación social y de convivencia política tienen en la actualidad múltiples estrategias que, para ser potenciadas, requieren de diversos instrumentos, lo que hace imprescindible la reformulación integral de las políticas orientándolas hacia la Nueva Sociedad Rural.
5. Transformar la Política Exterior. La crisis internacional arrasó con el esquema del Consenso de Washington por lo que la recuperación de las economías nacionales no obedecerá a una continuación lineal de ese esquema. El relevo de la hegemonía norteamericana tendrá que darse con modificaciones sustanciales en los instrumentos de expansión económica y de control del sistema global que como país deberíamos procurar sean esencialmente democráticos, incluyentes y justos. Para el rediseño de la política exterior es necesario: i) deliberar sobre las estrategias nacionales y su proyección regional y global. Replantearse vínculos regionales y las alianzas globales es un propósito válido, es un compromiso que rebasa a los gobiernos y demanda la inclusión de las sociedades como parte de esta nueva dinámica de las naciones. ii) impulsar y participar activamente y no sólo como mudo testigo en la Reforma del Sistema de las Naciones Unidas, es una tarea que no se puede posponer, urge convertirla en el foro multilateral en el que se asiente la gobernanza mundial y sea así garante de la justiciabilidad de los derechos universales. iii) Contribuir a la reforma de los organismos económicos multilaterales reclama la recuperación del sentido de soberanía para que se pase, de la subordinación actual de la mayoría de los países, al control democrático de estados y sociedades sobre esos organismos, para que de esta manera se promueva el mejor desempeño interno de las economías emergentes y con ello hacer crecer el producto mundial. iv) La reforma de la Organización Mundial de Comercio, se tiene el desafío de reformar la instancia que más contribuye a la globalización económica, que priorizó la promoción de las empresas multinacionales, para convertirla en un espacio mundial de comercio justo; iv) Acción Conjunta en el G-20. Para evitar una nueva crisis México debe armonizar sus estrategias con América Latina y otras naciones emergentes, así como con la Unión Europea, para plantear soluciones y medidas que aseguren estabilidad y control democrático –de estados y sociedades- sobre el sistema financiero y bancario mundial.
Los asuntos presentados en este llamado serán también la base para un informe que haremos a la sociedad internacional sobre el estado que guardan en el país el desarrollo económico, la democracia, la vida laboral y el conjunto de los derechos humanos.
Estas propuestas las consideramos fundamentales e inaplazables, como sociedad nos convocamos para incorporar todas aquellas que otros actores consideren necesario a fin de generar el más amplio consenso en torno de un programa para el urgente cambio de rumbo. Se trata que la ciudadanía –como lo exige la democracia- tome en sus manos los destinos del país, tenemos una concepción clara sobre cómo mejorar su futuro, sabremos dialogar y también presionar a partidos y gobierno para que tomen las decisiones a las que tenemos derecho y que le urgen al país. Nos comprometemos a impulsar la articulación del gran polo social que se requiere para las transformaciones posibles y necesarias para un nuevo modelo incluyente, un modelo eficiente, un modelo justo y democrático. Transformémoslo para recuperar a México y a su dignidad, por nosotros y por las próximas generaciones.
Confederación Nacional Campesina (CNC), Consejo Nacional de Organismos Rurales y Pesqueros (CONORP), Frente Sindical Mexicano, Central Campesina Independiente (CCI), Unión Campesina Democrática (UCD), Alianza Democrática de Organizaciones Civiles, Diálogo Nacional, Unión Nacional de Trabajadores (UNT), Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), Federación Nacional de Sindicatos Universitarios, Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios y de Educación Superior (CNSUES), Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Movimiento Nacional los de Abajo.
Las siguientes personalidades se adhieren a este llamado:
Adolfo Sánchez Rebolledo, Carlos Tello Macías,, David Ibarra, Etelberto Ortiz, Francisco Suárez Dávila, Gisela Landázuri, José Woldemberg, José Luis Calva, Leonardo Lomelí, Luciano Concheiro, Miguel Concha, Norma Samaniego, Patricia Couturier, Pedro Moreno, Rolando Cordera.
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